la mujer idiota,
la inteligencia del arrogante,
el perfume dulzón del durazno pudriéndose en las entrañas,
aire caliente entre mis dedos helados.
Cómo se olvida el amor,
durante la expansión exótica de lo nuevo, lo fresco.
Y el intenso dolor del placer
que nace de la trama de pliego y llanura;
la anglosajona economía de la palabra
versus el licor embriagante del escabeche español.
La verdad aturde porque asombra,
pero solo se piensa claro en la astucia de la mentira.
los niños eróticos que venden,
la anacrónica celestialidad de la virgen.
Y la democracia del libro.
La violencia del azul que viene y va y mata y alumbra
convive junto a la quietud del omnipresente negro.
La riqueza efímera de la vida no espera,
no obstante, ese sempiterno silencio de las rocas.
El arte y la industria.
Virgo y leo:
lo delicioso de una lengua extranjera
en boca ajena.
La moral de la mafia,
la beata sinvergüenza,
la exquisitez de la carroña.
La sabiduría del silencio.
el fuego en mis entrañas,
la nieve de mis cabellos.
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