Riverdance me queda chico. Llevo ya un par de horas dando saltitos como tonta de a felicidad. Perdí dos de los tres capítulos de mi libro. Por algún motivo, los perdí, no estaban entre los archivos de mi compu. Y hoy me llamó mi profesor a decirme que había encontrado la versión impresa que le entregué hace meses. Así que he pasado de ser un loba solitaria (como diría Hesse, según un gran amigo) a ser la principal bailarina de Riverdance. Qué suene las flautillas por favor.
Turu rururu rururu tutu.
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